Nuestro organismo no podría moverse,
ni pensar, ni tampoco podría llevar a cabo funciones tan básicas como el mantenimiento de la temperatura corporal o el proceso digestivo si no fuera gracias al suministro de energía. todas las reacciones de formación gastan energía, por lo tanto, el niño tiene un gasto energética extra necesaria para permitir la síntesis y el crecimiento de tejidos.
La energía se obtiene, como ya
se ha dicho antes, los nutrientes. Exactamente de tres tipos de nutrientes: hidratos
de carbono, proteínas y grasas. Se mide en kilocalorías (kcal), los dos
primeros nutrientes mencionados aportan cada uno 4 kcal por gramo, mientras que
las grasas aportan 9. Popularmente se habla de calorías para abreviar, en lugar
de kilocalorías.
A medida que el niño se va
haciendo mayor, hay que aumentar el aporte energético. La siguiente tabla
representa orientativamente las necesidades energéticas del niño:
Edas Kcal/dia
3 1400
4 1600
5 1700
6 1800
7 1900
8 1900
9 2000
10 2100-2200
No hay
que olvidar que, para una misma edad ya igualdad de sexo, hay niños que pueden estar poco desarrollados o todo lo contrario, con lo que las necesidades energéticas varían mucho.
La
aportación energética inadecuada, tanto por defecto como por exceso, tiene consecuencias negativas en el crecimiento. En el primer caso, la falta de
energía puede provocar un retraso en el crecimiento. En cambio, en el segundo caso, el exceso energético hace que el cuerpo aumente las reservas en forma de
grasa, de modo que se acelera el crecimiento (sobre todo la maduración ósea), y
llega antes a la pubertad.
Articulo
tomado de “La epidemia del siglo XXI, Obesidad infantil” de Lidia Reynal Ruiz